Las artes zen

La plasmación de la práctica meditativa en el arte tiene su máxima expresión en la tradición del budismo zen. Si la meditación zen consiste en «simplemente sentarse», las artes zen son meditación en acción. Aquí hemos de entender la palabra arte en un sentido amplio como el arte de la ceremonia del té.

Cada uno de los diferentes caminos recibe el nombre de Vía. Así se llama Chado a la Vía del té; Kado a la Vía de la flor; Shodo a la Vía del pincel; Kyudo a la Vía del arco. El sufijo Do significa Vía para conectar con la realidad. De la misma manera podemos llamar Photodo a la Vía de la fotografía.

Las artes zen no entrañan ninguna utilidad práctica. Tampoco están destinadas a brindarnos goce estético. Su objetivo no está puesto en el objeto o el resultado que se consigue sino que es un entrenamiento de la conciencia. Esa es una importante diferencia entre Occidente y el Oriente clásico. Nosotros actuamos, en la mayoría de las ocasiones, pensando en cómo quedará el cuadro que pintamos o la fotografía que hacemos. Así nuestra mente no está presente en la acción sino en cómo vamos a impresionar a los demás cuando vean «nuestra obra». Cuando el practicante de Kyudo hace sus ejercicios de tiro, la diana está a un par de metros de distancia. Es prácticamente imposible fallar. E incluso, en muchas ocasiones, no llega a realizar el tiro porque el maestro le corrige la posición solo viendo cómo tensa el arco o cómo es su respiración.

 Cuando el artista zen se dispone a trabajar se prepara a través de un ritual para invocar la actitud correcta. Esta actitud consiste en aquietar la mente. Por ritual no tenemos que entender algo religioso como encender unas velas o quemar incienso sino que se trata de una serie de acciones que tienen un orden y una forma concreta de realizarse que sirven para estar más presentes. Así cuando el pintor prepara la tinta china pone un poco de agua y va disolviendo por fricción la barra de tinta en posición vertical hasta que tiene la densidad correcta. Porqué no se compra un tintero y así se evita ese trabajo?. Esta es la forma en que pensamos en Occidente. Vamos a por el resultado cuanto más rápido mejor.

Aquí tenéis un vídeo de la preparación. El subtítulo es: «El valor del paso lento del tiempo».

En Occidente asociamos arte con libertad de acción. No creemos que sea creativo que tengamos que cumplir con unas normas que le ponga límites a lo que queremos expresar. En cambio en las artes zen los movimientos que se hacen han sido los mismos durante siglos. El artista zen no utiliza el arte para «expresar» su personalidad, para diferenciarse de los demás, sino que el resultado es la consecuencia natural de quien es. Su triunfo consiste en que ha logrado apartar su ego por lo menos durante unos momentos. De esta forma la práctica del arte zen tiene una gran influencia en su vida.

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