Decisiones fotográficas

© Luis Ochandorena

 

Son cuatro las decisiones que tomamos cuando hacemos fotografías. Esas decisiones están interrelacionadas entre sí y cada una de ellas influye en las demás aunque de formas diferentes.

La primera es el encuadre, qué dejamos fuera y qué incluimos en la imagen. Es la decisión más importante de todas. Con ella indicamos aquel aspecto del mundo visual que ha llamado nuestra atención y que, al hacer la fotografía, estamos señalando. Tenemos dos maneras de influir en el encuadre: acercarnos o alejarnos del tema o variar la distancia focal de la óptica. En cualquiera de las dos formas lo que hacemos es movernos a lo largo de un eje que va de nuestro ojo o el de la cámara al objeto.

La segunda decisión tiene que ver con el punto de vista y regula la relación que se establece entre los elementos que aparecen en la imagen. Las variaciones que podemos conseguir se producen a través del desplazamiento de nuestro cuerpo básicamente en dos ejes: derecha-izquierda y arriba-abajo. Con estos movimientos decidimos la relación que se establece entre los elementos que están en los diferentes planos. En esta decisión influye el tamaño del tema ya que el movimiento necesario para cambiar esa relación será mayor en un paisaje que en un retrato o un bodegón.

La tercera tiene que ver con el plano en el que escogemos enfocar y con la decisión sobre la óptica y el diafragma que vamos a utilizar ya que influyen en la profundidad de campo. Aquellos aspectos de la imagen que estén enfocados atraerán más la atención que las zonas desenfocadas.

La cuarta decisión la tomamos cuando determinamos el instante en el que disparamos la foto. En ella influye si el tema es estático o dinámico y si la luz es natural o no, ya que el sol está en constante movimiento.

Para el fotógrafo todas estas decisiones están supeditadas a la visión que ha tenido. Si es fiel a esa visión no existe lugar para la duda. Eso no quiere decir que tenga que tenerlo claro siempre. En muchas ocasiones se suele producir un acercamiento paulatino hasta llegar a reconocer cuál ha sido la visión. Ese es el trabajo del fotógrafo porque sin ese reconocimiento solo conseguirá dar palos de ciego disparando fotos sin ton ni son o re-encuadrando la imagen posteriormente para intentar hacerla válida.

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