Homenaje a Feliciano
El día que recibí la noticia de que mi padre tenía una enfermedad terminal salí a hacer fotos. Solo hice dos. La primera era de una grieta en una ladera sin cultivar. Había pasado muchas veces por allí pero nunca me había llamado la atención. Está claro que simboliza
el dolor que sentía en ese momento. Esa imagen es la que ha permanecido en mi memoria dejando a la otra en el olvido.

La segunda foto muestra una pequeña piedra colocada encima de otra más grande. Es un sencillo símbolo del esfuerzo del hombre. Alguien la había puesto allí. Todavía recuerdo que fui consciente ese momento de su significado. Esa imagen había desaparecido en mis profundidades y hoy, más de veinte años después, la recupero. Representa la enseñanza que recibí de mi padre sobre la importancia del trabajo.
No tenía ninguna intención de hacer esas fotografías. Aparecieron delante de mi vista sin buscarlas para mostrarme esos sentimientos que no podía poner en palabras. No tienen valor estético (y tampoco técnico). A pesar de eso permanecen conmigo, en mi imaginario. Son dos fotografías importantes porque me han ayudado a ver lo que estaba escondido.
Luis Ochandorena