© De todas las imágenes Luis Ochandorena. Serie Vestigios
Estética wabi-Sabi
El wabi sabi es el rasgo más notable y característico de lo que consideramos la belleza tradicional japonesa. A grandes rasgos, ocupa la misma posición en el panteón japonés de los valores estéticos que los ideales griegos de belleza en Occidente. Representa exactamente lo opuesto a los ideales occidentales de gran belleza como algo monumental, espectacular y duradero. No se encuentra en momentos de eclosión y exuberancia de la naturaleza, sino en momentos de asentamiento y principio. El wabi sabi no trata de flores maravillosas, árboles majestuosos o escarpados paisajes. Es lo intrascendente y lo oculto, lo provisional y lo efímero: cosas tan sutiles y evanescentes que resultan invisibles para la mirada ordinaria.
Se puede considerar el wabi-sabi un sistema estético global. Su visión del mundo, o del universo, es referencial en sí mismo. Proporciona una aproximación integrada a la naturaleza esencial de la existencia (metafísica), el conocimiento sagrado (espiritualidad), el bienestar emocional (estado de ánimo), el comportamiento (moralidad) y la visión o percepción de las cosas (materialidad). Algunas características de la estética Wabi-Sabi son la asimetría, aspereza, sencillez o ingenuidad, modestia e intimidad, y sugiere además un proceso natural.
Wabi tiene connotaciones de simpleza rústica, frescura o quietud, siendo aplicable tanto a objetos naturales como hechos por el hombre, o de elegancia subestimada. También se puede referir a peculiaridades o anomalías que surgen durante el proceso de construcción y dotan de elegancia y unicidad al objeto. Sabi es la belleza o serenidad que aparece con la edad, cuando la vida del objeto y su impermanencia se evidencian en su pátina y desgaste, o en cualquier arreglo visible.

Cualidades materiales
a) Sugieren el proceso natural
Las cosas wabi sabi son expresiones del tiempo congelado. Están hechas de materiales que son visiblemente vulnerables a los efectos del tiempo y del trato humano. Registran el sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío en un lenguaje de decoloración, óxido, deslustre, manchas, torsión, contracción, marchitamiento y grietas.
b) Irregulares
Las cosas wabi-sabi son indiferentes al buen gusto convencional. Como ya sabemos cuáles son las soluciones «correctas» del diseño, el wabi-sabi nos ofrece solícitamente las soluciones «equivocadas». Como resultado, las cosas wabi-sabi a menudo parecen raras, deformes, poco manejables, o lo que mucha gente consideraría feas. Las cosas wabi-sabi pueden manifestar los efectos de un accidente, como un cuenco roto pegado de nuevo. O pueden mostrar el resultado de dejar que las cosas ocurran por casualidad.
c) Íntimas
Las cosas wabi-sabi son generalmente pequeñas y compactas, discretas y orientadas hacia dentro. Indican: acércate, toca, relaciónate. Inspiran una reducción de la distancia física entre una cosa y otra; entre las cosas y la gente.
d) Sin pretensiones
Las cosas wabi-sabi tienen un aspecto inevitable y sin afectación. No proclaman «soy importante» ni requieren ser el centro de atención. Son modestas y sin pretensiones, pero no carecen de presencia o discreta autoridad. No necesitan documentación de procedencia. Su cualidad de wabi-sabi no depende en ningún caso del conocimiento de los antecedentes del creador o de su personalidad. De hecho, es mejor que el creador no sea conocido, que sea anónimo o invisible.

e) Toscas
Generalmente se hacen con materiales que poco antes se encontraban en su estado original, dentro o sobre la tierra, y son ricas en texturas rugosas y sensaciones táctiles ásperas.
f) Turbias
Tienen una cualidad vaga, desdibujada o atenuada, tal como les pasa a las cosas cuando se acercan a la nada o provienen de ella. Lo que habían sido aristas cortantes se transforman en superficies suavemente romas. Lo que había tenido una materialidad substancial parece casi como esponjoso.
g) Simples
La simplicidad está en la esencia de las cosas wabi-sabi. La nada, obviamente, es la simplicidad máxima. Pero antes y después de la nada, la simplicidad no es tan simple. ¿Pero cómo ejercitar la contención que la simplicidad requiere sin pasar a una austeridad ostentosa? ¿Cómo fijarse en todos los detalles necesarios sin ser excesivamente rebuscado? ¿Cómo lograr la simplicidad sin inducir al aburrimiento?.
La simplicidad del wabi-sabi, probablemente, queda mejor definida como el estado de gracia al que llega una inteligencia sobria, modesta y sinceramente sensible. La estrategia principal de esta inteligencia es la economía de medios. Ir reduciendo hasta la esencia, pero sin quitarle la poesía. Mantener las cosas limpias y sin estorbos, pero sin esterilizar. Las cosas wabi-sabi son emocionalmente cálidas, nunca frías. No significa eliminar el velo invisible que de alguna manera une los elementos en un todo sin sentido. Tampoco significa disminuir el «interés» de algo, la cualidad que nos fuerza a mirar ese algo una y otra vez.